- Hacer el amor, despeina
- Reírte a carcajadas, despeina.
- Viajar, correr, meterte en el mar, despeina.
- Sacarte la ropa, despeina.
- Besar con pasión, despeina.
- Jugar, despeina.
- Bailar, despeina.
No sé por qué extraña razón, lo leí (generalmente borro las cadenas desde la bandeja de entrada, no sea cosa que lea el mensaje, no envíe 200 copias y me caigan encima los siete jinetes del apocalipsis) y zaz! me hizo pensar, maldita sea. Me quedó rondando en la cabeza el fucking mensajito y me di cuenta que sin darte cuenta, pasada la adolescencia, uno se va estructurando, se va peinando más de la cuenta, dejando de lado cosas simples pero vitales. La rutina nos aplaca, nos pone gel y ata el pelo. Leo y pienso que soy yo la que está escribiendo... yo, que hasta hace unos días no podía con la tristeza de sentirme apática, perdida, incapaz de poder con todo, peinada a la gomina como Gardel. Y me digo: Laura, soltate el pelo!!! Hacé lo que sientas, caminá descalza, cantá, bailá, jugá con Luz como una nena más, y el que quiera que se dé vuelta a mirarte y siga gastando tiempo en mantener su pelo engominado.