jueves, 30 de junio de 2011

I see grey people

Los mayores problemas los he tenido por bocona, y no me refiero a buchona, eh; sé muy bien que me evitaría muchos quilombos si aprendiera a callarme y hacerme la que no veo, no sé, no escuché, no leí, no nada... pero no puedo! No soy una tibia, por más que intento, me aguanto días, meses, pero al final, si no estoy de acuerdo con algo, si me molesta, kabooooom y a la mierda: lo digo. Y me importa un corcho con quién tenga que enfrentarme, soy kamikaze por naturaleza. Para mí no existe el gris, siempre lo digo: blanco o negro. Hay cosas que no admiten tonalidades, el degradé dejalo para cuando te sientes a tejer; a la hora de relacionarme con los demás, no me van los que pretenden estar bien con Dios y con el diablo.
Identifico dos tipos de personas grises: los inseguros que dependen de la validación de otra persona para ser o hacer, por lo que siempre adoptan la postura del que tienen al lado para evitar algún conflicto en el que puedan quedar en evidencia y salir perdiendo. En pocas palabras, defienden la opinión de los demás porque no creen que la suya valga lo suficiente como para defenderla. Y por otra parte, están los que intencionadamente se paran en la zona gris para llenarse de aliados u obtener algún beneficio.

No me molesta la gente que no tiene personalidad, pero sí y mucho, la que vive intentando caer bien a todo el mundo.. esa hipocresía no la soporto. NO LA SO POR TO.


lunes, 20 de junio de 2011

Vértigo

Leí por ahí que sentir miedo en una relación es la demostración de que algo nos importa; no me ayuda en nada a esclarecer sentimientos, la verdad.

No hablo del miedo al compromiso, ese que sienten aquellos a quienes les cuesta abrirse a los demás, o personas que tienen pavor a que, por dejar que alguien más pase a formar parte de sí mismos, ven su libertad coartada o sus sentimientos en juego.

No me refiero sólo a ese tipo de miedo, y digo no sólo a ese porque también lo conozco muy bien. En este caso, hablo específicamente de otro tipo de miedo, uno quizás menos frecuente, un poco contrario al antes mencionado... el miedo a amar por miedo a dañar. No se trata de no dejar que nadie entre para protegerte a vos mismo, sino de ese miedo a adentrarte en alguien y sin ser consciente, dañar a quien sólo te ha hecho bien... lamentablemente, también estoy familizarizada con eso.


Hace unos días, hablando con un amigo, mejor dicho, sincerándome con él sobre mis sentimientos, me dijo algo así como "cuidado con lo que hacés". Yo muy paranoica, enseguida entendí que me estaba dando el discurso ese que ya me tiene podrida y que odio escuchar "cuidado, sos muy confiada, te van a lastimar"... Y no, no me estaba diciendo eso, me estaba diciendo todo lo contrario. Por primera vez alguien me hizo pensar en eso de "hacer daño en forma inconsciente" Siempre me habían visto como la probable víctima y yo terminé creyéndolo. Jamás me habían quitado el manto de piedad... no soy siempre víctima, puedo ser verdugo... de hecho, lo he sido, y ahora voy juntando los pedazos como consecuencia de mi accionar inconsciente.

Intento buscar explicaciones a ese vértigo, como he optado por llamarlo por tener algún nombre para él.
No me gusta culpar al pasado de actitudes aún vigentes, pero es cierto que viene bien para explicar muchas contradicciones que mi personalidad tiene desde hace tiempo...

El daño producido en relaciones anteriores, que más tarde se volcó en relaciones posteriores y en personas inocentes, me ha hecho ser al mismo tiempo víctima y verdugo. Verme en esa situación no es nada deseable, y mucho menos fácil de asumir, comprender y, en algún caso, modificar...
Dicen que cuando alguien te hiere, sientes la necesidad de herir, y eso es real...Cuando te han hecho un daño al que no le encontrás del todo el sentido, inconscientemente tendés a hacer daño a los demás para propagarlo, como una medida de escape, como una forma de sacar todo eso que detestás... El problema está en a quién "elegís" para herir, quién será el que reciba el rebote de tanto dolor reprimido, de tanto orgullo machacado, de tanta inseguridad acumulada...y mi error fue no elegir bien el destinatario.

Cuando me di cuenta de todo eso, el daño ya estaba hecho, igual que ocurrió en el pasado, pero esta vez yo era la culpable... y entonces la situación cambia. El miedo a que me hagan daño se convirtió en miedo a dañar, en miedo a destruir algo simplemente por no haber sabido curar heridas del pasado...  comencé a vivir con la incertidumbre de si seré capaz de volver a amar sin destruir...Deseo estar sola, no porque me guste la soledad, sino como remedio mientras consigo dominar ese vértigo... Hasta que alguien venga a mi vida y me haga plantear esas cosas de nuevo, me haga sentir tantas emociones buenas que vuelva a creer, y deje de lado mis obsesiones y mis neuras porque no siempre todo tiene que pasar como está pensando mi maldita cabeza que no deja de rumiar ni un segundo...y bajaré la guardia...

domingo, 5 de junio de 2011

Un día en la vida de Eva.

En el Paraíso, un día, Eva llamó a Dios:
- Tengo un problema.
- Cuál es el problema, Eva?
- Sé que me has creado, que me has dado este hermoso jardín, hermosos animales y la serpiente con la que me muero de risa, pero no soy del todo feliz...
- Cómo es eso, Eva?
- Me encuentro sola y además, estoy harta de comer manzanas.
- Eva, en tal caso, craré un hombre para vos.
- Qué es un hombre?
- Un hombres será una criatura imperfecta, con muchas artimañas, hará trampas, será engreído... en fin, que te va a dar problemas, pero va a ser más fuerte y rápido que vos y le gustará cazar y matar cosas. Tendrá un aspecto simple, pero como te estás quejando, lo crearé de tal forma que satisfaga tus necesidades. Tampoco será muy listo y destacará en cosas infantiles, tales como pelearse y dar patadas a una pelota. Necesitará tu consejo siempre para actuar cuerdamente.

Suena bien - dijo Eva levantando una ceja irónicamente.
- Cuál es el truco?
- Tendrás una condición. Como será egoísta y narcisista, deberás hacerle creer que lo creé primero. Recuerda, es nuestro secreto... de mujer a mujer.






Recibido por mail. El contenido de este post no refleja para nada mi sentir (?)

sábado, 4 de junio de 2011

Renovarse sin ideas es difícil.

A mí la ropa muy femenina no me va. Los volados no me van, las puntillas no me van, con collares no me  veo, ni aros, tienen que se muy tranqui, onda artesanal y sin brillos. Me gusta la ropa tranqui, si pudiese  viviría  con jean, remera y botas, sería mi ideal. Me gustan los bolsos grandotes para  llenar con porquerías, pero negros, por ahí y si me enloquezco le pongo un colgante de color como mucho. Me gusta la ropa de cama blanca o colores lisos, sin estampados.
Ahora que muchas cosas cambiaron en mi vida quiero darme el gusto de decorar mi cuarto muy femenino. Nunca viví sola, me casé muy joven así que pasé de mi cuarto adolescente con paredes escritas y estrellitas fluorescentes en el techo, directamente al cuarto de ¿cómo se dice? ¿cuarto de matrimonio? O.o  que obviamente tenía un estilo más neutro.  Quiero mi cuarto sin volados, sin puntillas sin color rosa ni nada, pero femenino. Quiero una pared llena de fotos, un tablero para pinchar los dibujos de Luz, cortinas tan suaves y finas que se muevan con el viento pero que a la vez  no permitan entrar la luz de la calle a la noche (ya sé que es imposible, pero quiero ¬¬)
Busco ideas de cosas lindas para un cuarto que busca desesperadamente un aire femenino. Femenino clásico. No de nena. Femenino tranqui. Porque si no me voy a poner a empapelar una pared con carefrees y no creo que quede copado.