La falta de empatía no es una discapacidad.

La empatía (del vocablo griego antiguo εμπαθεια, formado εν, 'en el interior de', y πάθoς, 'sufrimiento, lo que se sufre'), llamada también inteligencia interpersonal en la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner, es la capacidad cognitiva de percibir en un contexto común lo que otro individuo puede sentir. También es un sentimiento de participación afectiva de una persona en la realidad que afecta a otra (wikipedia)

A partir de la definición tal vez logremos entender conductas inentendibles o mejor aún, nos ayude a mejorar nuestra propia capacidad de empatía y comprender la situación que vive otra persona y el por qué de sus conductas. En criollo sería: saber ponerse en los zapatos del otro. En mayor o menor grado, todos tenemos esta capacidad, aunque no es algo con lo que se nazca, es una cualidad que podemos potenciar si somos capaces de expresar emociones propias y por consiguiente, saber interpretar y sentir las ajenas. Si  has recibido consuelo cuando llorabas y tenías miedo, si has visto como se vivía la preocupación por los demás, seguramente tenés ese botoncito que activa la empatía. ¿Es demasiado utópico pensar que alguna vez todos seamos capaces de ponernos en los zapatos del otro? Yo tengo esperanza de que así sea. Sentir empatía, no pena. Sentír empatía es ponerse al lado del que sufre y comprender sus emociones; sentir pena es ponerse por encima. Cuando expresamos nuestro dolor y extendemos la mano no estamos buscando que nos tengan pena, lo que buscamos es que se pongan un ratito en nuestros zapatos. No te sientas mal por llorar y refugiarte en tus afectos, es lógico y sano. Todos jugamos un papel en las situaciones difíciles de los demás ¿Vos, de qué lado estás?